jueves, 14 de agosto de 2008

El liberal: Ese ser antisocial.

Ayer, no hacía mal tiempo por la noche, salí a dar paseo y tomar algo con un par de amigos. Una conversación que se inició con los Juegos Olímpicos y terminó con la ex de no sé qué famosete atravesó transversal y colateralmente una pluralidad de temas tal que en cuestión de dos horas dejó comentarios sobre las bombillas del ministro cuota, la ineptitud de Solbes, algo sobre que el fin del mundo puede ser cualquier día a parti del 10 de septiembre y no sé cuantos comentarios más o menos divertidos sobre un montón de anécdotas personales, familiares y laborales. En fin, lo típico, imagino.

Pero me dejó pensativo un comentario que hizo uno de mis amigos. El comentario vendría a decir algo así como que los que se pasan el día proclamando su liberalismo parecían una especie de casta de tipos antisociales. Más o menos literalmente dijo que parecía que para ser liberal bastaba con considerarse por encima del resto de los mortales y despreciarlos todo lo posible.

Discrepé. Intenté explicarle que ser liberal no es en absoluto ser contrario a la creencia de la necesidad del hombre de vivir en sociedad. Una cosa y la otra no son incompatibles.

No me creyó, y el argumento que dio es que entonces cómo estar en contra de los derechos sociales...

Uno de los mayore pensadores de la Historia, liberal, un liberal clásico y rotundo, sin titubeos ni dudas sobre su posicionamiento intelectual fue Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu. Más conocido por el título de su baronía, Montesquieu en la línea de Locke defiende la separación de poderes y, sobre todo, consagra la LEY como orden supremo de una sociedad. Su obra "Defensa del Espíritu de las Leyes" es una obra maestra de la filosofía que trata sobre estas cuestiones.

Pero para mi gusto, de entre sus obras, hay una "menor" en comparación con su monumental "Defensa del Espíritu de las Leyes" que merece un hueco en cualquier librería porque traza en ella las ideas principales de su pensamiento y lo hace de un modo más breve, sencillo e infinitamente más ameno. Estoy hablando de las "Cartas Persas".

En ella, el pensador francés escribe:

Je n'ai jamais ouï parier du droit public qu'on n'ait commencé par rechercher soigneusement quelle est l'origine des sociétés, ce qui me paraît ridicule. Si les hommes n'en formaient point, s'ils se quittaient et se fuyaient les uns les autres, il faudrait en demander la raison, et chercher pourquoi ils se tiennent séparés. Mais ils naissent tous liés les uns aux autres; un fils est né auprès de son père, et il s'y tient: voilà la société, et la cause de la société.

Carta XCIV


Es decir, discutir sobre el origen de la sociedad es una pérdida de tiempo (es ridículo), pues el origen de la misma es que un hijo nace al lado de su padre y se queda con él: Ese es el origen de la sociedad.

Así de firme y taxativo se muestra Montesquieu.

Quien, en cambio, en el resto de la carta critica el llamado "derecho público" pues lo considera un pretexto de los príncipes para violar la ley según sus antojos.

Así pues, en una sóla carta se compatibiliza la pertenencia a la sociedad y la crítica al "derecho público" que permite cometer excesos.

El tema da para mucho más, pero como no tengo tiempo no me extenderé.

Dejo enlazado el artículo del otro día: La Verdad Os Hará Libres, que también tiene que ver con esto.

1 comentario:

José Enrique Carrero-Blanco Martínez-Hombre dijo...

Te comunico que he convocado el I Premio al mejor blog y, por supuesto puedes proponer a tus dos candidatos conforme la bases que he establecido.