En medio del maremagnum de noticias sobre las elecciones autonómicas gallegas y vascas que copan estos días los titulares de la prensa, hoy vamos a detenernos un instante en un noticia que pudiera parecer de ámbito local, pero no lo es. En realidad, es la constatación de que hay planteamientos que funcionan y otros que no, por mucho que puedan parecer "bonitos"o más "amables".
La ciudad de A Coruña - ahora hay que llamarla así por obligación - tiene un magnífico gobierno socialista que lleva arruinando el municipio desde hace décadas. El antes alcalde, Sir Paco Vázquez, regaló a la ciudad colosales obras faraónicas que le aportaron un aire ciertamente moderno, actual, contemporáneo. La ciudad pasó de ser aquel grupo de edificios donde gente venida de los distintos pueblos hacían una vida más propia de aquellos que de una ciudad, a un vergel de cemento, rodeado de mar, playas, paseos marítimos, y salpicada por aquí y por allá de plazas de más cemento y museos con muy buenas fachadas. Pero ahí se quedó la cosa. En todos estos años, la industria, el comercio, los servicios, las infraestructuras básicas... Nada. Un estancamiento general propio de quien no tiene más proyecto que el de aparentar. Pero si siempre vendrá quien bueno te hará, lo de Paquito Vázquez no ha sido una excepción. El actual alcalde Losada es muchísimo peor. Aliado con el BNG para gobernar, ante la espectacular subida del PP local, su gran propuesta municipal ha consistido en fomentar el botellón. Así, tal cual.
¿Para qué ejercer de líder moral si se puede poner uno al frente con tan sólo una sonrisa y echarse a esperar el rédito electoral?
Total... Que tras una constante escalada del malestar entre muchos jóvenes, que han empezado a sentirse incómodos durante sus salidas nocturnas al verse rodeados de niñatos borrachos demasiado propensos a creerse los dueños del mundo (¡y no se lo van a creer, si se les da la calle para que la ensucien y se emborrachen en ella, con el beneplácito de sus padres y de las autoridades!). Ahora ya hemos pasado a los destrozos y a la violencia abierta.
Me refiero a la violencia callejera, de gente de malvivir, que no respeta la propiedad ajena ni a las personas. Luego a la progresía se le llenará la boca con la "reinserción social" cuando hablan de presos, pero se olvidan que la mejor reinserción es la que evita la "exclusión".
Me refiero a la violencia de rayar los coches de los demás. Me refiero a la violencia de los que se envalentonan con el alcohol.
La ciudad de A Coruña - ahora hay que llamarla así por obligación - tiene un magnífico gobierno socialista que lleva arruinando el municipio desde hace décadas. El antes alcalde, Sir Paco Vázquez, regaló a la ciudad colosales obras faraónicas que le aportaron un aire ciertamente moderno, actual, contemporáneo. La ciudad pasó de ser aquel grupo de edificios donde gente venida de los distintos pueblos hacían una vida más propia de aquellos que de una ciudad, a un vergel de cemento, rodeado de mar, playas, paseos marítimos, y salpicada por aquí y por allá de plazas de más cemento y museos con muy buenas fachadas. Pero ahí se quedó la cosa. En todos estos años, la industria, el comercio, los servicios, las infraestructuras básicas... Nada. Un estancamiento general propio de quien no tiene más proyecto que el de aparentar. Pero si siempre vendrá quien bueno te hará, lo de Paquito Vázquez no ha sido una excepción. El actual alcalde Losada es muchísimo peor. Aliado con el BNG para gobernar, ante la espectacular subida del PP local, su gran propuesta municipal ha consistido en fomentar el botellón. Así, tal cual.
¿Para qué ejercer de líder moral si se puede poner uno al frente con tan sólo una sonrisa y echarse a esperar el rédito electoral?
Total... Que tras una constante escalada del malestar entre muchos jóvenes, que han empezado a sentirse incómodos durante sus salidas nocturnas al verse rodeados de niñatos borrachos demasiado propensos a creerse los dueños del mundo (¡y no se lo van a creer, si se les da la calle para que la ensucien y se emborrachen en ella, con el beneplácito de sus padres y de las autoridades!). Ahora ya hemos pasado a los destrozos y a la violencia abierta.
Me refiero a la violencia callejera, de gente de malvivir, que no respeta la propiedad ajena ni a las personas. Luego a la progresía se le llenará la boca con la "reinserción social" cuando hablan de presos, pero se olvidan que la mejor reinserción es la que evita la "exclusión".
Me refiero a la violencia de rayar los coches de los demás. Me refiero a la violencia de los que se envalentonan con el alcohol.
“Una vez, los vigilantes tuvieron que subir a los jardines porque le habían tirado una copa a la novia de un chico”, recuerda el responsable. Cuando éste fue a defenderla, lo atacaron cuatro jóvenes a la vez y los guardias de seguridad tuvieron que subir a separarles.
Toda la noticia en: El Ideal Gallego.
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