Por cierto, que no tendré que decirles a quien le hicieron una sonora pitada nada más llegar (a las 11 de la mañana).
Y aquí, las dos fotillos escogidas del desfile. Las dos aéreas, que me han gustado lo suyo.


Y para qué decirles nada de esta foto. Si no la ponía no me quedaba a gusto. Una sensación increíble sentir como se acercan, que los coges que no los coges, que se escapan del objetivo, el ruido que parece que de un momento a otro va a hacer retumbar las casas, pero que no; que todo sigue en su sitio cuando han pasado. Que así contado parece que sea más largo, pero es cosa de un instante. Sientes el rugir del sonido cuando se acercan y como se apaga casi en el mismo momento al alejarse.
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